viernes, 12 de noviembre de 2010

Vivir hasta el final o morir en el intento


Si miramos al adolescente que fuimos y tratamos de ridiculizar sus sueños y aspiraciones, si no tenemos nada que decirle o peor aún, si somos incapaces de encontrarle, entonces es que hemos fracasado como adultos.

Si comparamos las cumbres que quisimos alcanzar con las que realmente alcanzamos y nos damos cuenta que hemos perdido, no caigamos en la trampa de creer que las metas que nos pusimos estaban por encima de nuestro alcance porque eso es sólo una excusa. El adolescente que soñaba con el Everest estaba capacitado para coronarlo; nosotros no. Ya no. ¿No?

Es tramposo decir que antes teníamos toda la vida por delante. Ahora también la tenemos. Toda la vida que nos queda aguarda ante nosotros. Nunca es tarde para vivir. El problema, como dice Rafael Reig, es que nos agarramos a los campos de patatas, en lugar de seguir buscando los de amapolas blancas.

No hay comentarios: