
El Serengueti ha sido muy generoso conmigo. A lo largo de estos años me ha regalado innumerables e irrepetibles momentos.
Como el leopardo que dormía la siesta en la rama de un árbol, junto a la orilla del camino. Aquél gatito vio pasar un par de Dik Dik por debajo del árbol y ante nuestra nariz, saltó a por ellos pero fracasó.
O la manada de elefantes que destrozaban una acacia, hasta que uno se puso delante del coche y otro detrás, cerrándonos el paso. Nos barritaron y nos amenazaron pero salimos vivos.
O la manada de elefantes que destrozaban una acacia, hasta que uno se puso delante del coche y otro detrás, cerrándonos el paso. Nos barritaron y nos amenazaron pero salimos vivos.
Y los hipopótamos, durmiendo la siesta a plena luz.
Asante sana, Serengeti.
Asante sana, Serengeti.


1 comentario:
Muy bueno el blog, me ha gustado, a ver si te le puedo seguir ;)
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