jueves, 16 de septiembre de 2010

El Serengueti.











El Serengueti ha sido muy generoso conmigo. A lo largo de estos años me ha regalado innumerables e irrepetibles momentos.

Como el leopardo que dormía la siesta en la rama de un árbol, junto a la orilla del camino. Aquél gatito vio pasar un par de Dik Dik por debajo del árbol y ante nuestra nariz, saltó a por ellos pero fracasó.


O la manada de elefantes que destrozaban una acacia, hasta que uno se puso delante del coche y otro detrás, cerrándonos el paso. Nos barritaron y nos amenazaron pero salimos vivos.




Y los hipopótamos, durmiendo la siesta a plena luz.

Asante sana, Serengeti.


1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno el blog, me ha gustado, a ver si te le puedo seguir ;)