jueves, 16 de septiembre de 2010

Ibis etíope al vuelo















Me pregunto cuántos de esos sesenta segundos pasan desapercibidos y se nos escapan. Toda la belleza del mundo se puede concentrar en único y raudo instante, pero si nuestros sentidos no están atentos, se irá para siempre.

Por eso hay que mirar donde haya algo que ver, oír dónde haya algo que escuchar, paladear cuándo haya algo que comer y acariciar cuando haya algo para amar. Eso es todo lo que tenemos que hacer. No basta con estar ahí. Hay que vivirlo y una vez vivido guardarlo para siempre.

1 comentario:

noive dijo...

Eso es,disfrutar cada segundo de la vida como si fuera el último y guardarlo en la caja del recuerdo porque disfrutando de cada momento es como enriquecemos nuestro ser.
Muy cierto y bonito.
Sigue así amigo.