jueves, 24 de marzo de 2011

CARTA A MIS MANOS


Mis queridas manos:


Porque también vosotras habéis dado una vuelta más alrededor del Sol, enhorabuena. 

Supongo, imagino, recuerdo o deduzco, no lo sé, que en mis primeros meses de vida os percibía como indescifrables compañeras que improvisaban divertidas coreografías, que los dedos eran enigmáticos bailarines y que yo ansiaba participar en vuestras funciones.

Fuisteis el objeto favorito de mi contemplación, la fuente de mi conocimiento, el gimnasio donde mi imaginación se entrenaba. Aprovechabais cualquier rato de soledad para hacerme reír, hablábamos tanto que seguro que vosotras, durante alguno de aquellos ensayos generales, escuchasteis la primera palabra que pronuncié.  Entendíais mi lenguaje, os saboreaba con mi boca desdentada, os adoraba, ¿lo recordáis?

Poco a poco me fui dando cuenta que tenía control sobre vosotras y así comenzamos a calibrar nuestra destreza. Fueron muchas las torpezas cometidas y por ende muchos los intentos. Imagino que la primera vez que quise llevaros a mi boca vosotras os empeñasteis en arañarme el ojo y que fue así como conocí la frustración. Pero me gustábais tanto que vuestros arañazos me enseñaron una muy útil lección, y es que la perseverancia obtiene dulces recompensas.

No nos hemos convertido en cirujanos ni finos orfebres, pero no pasa nada, no era ese el objetivo. Podemos decir que hemos acariciado la tierra, el agua, el aire y la piel, que hemos aprendido a sostener, contener y abrazar, que hemos jugado, hemos trabajado y hemos ayudado. Con eso basta.

Debéis comprender que los adultos no le hablan a sus manos y que por eso me distancié de vosotras. Os pido disculpas. Extremo de mis extremidades, olvidé vuestro lenguaje aunque de vez en cuando, aún os contemplo fascinado.

Y como hoy cumplimos años aprovecho para deciros que estoy muy orgulloso de vosotras, por preferir mostrar vuestra palma vacía antes que vuestro puño cerrado.

Gracias por cuidarme.



                                                        Santander, a 16 de febrero de 2011.

P.D.: Dicen que en todo par de manos hay una biografía. Nuestras emociones, pensamientos, actos y dudas quedan registrados en los pliegues de las manos al adoptar éstas, involuntariamente, una actitud equivalente.

viernes, 28 de enero de 2011

Mama África



Abrid vuestras puertas al inmigrante y preguntadle cómo se llama su madre, cuales son sus sueños, cómo era su casa. Entended que los seres humanos somos lo mismo en todas partes y que la amistad de aquél que depende de la amabilidad de un extraño es sin duda un inmejorable regalo. Observad las vidas de quienes habitan a nuestro lado y preguntaos cuál es la diferencia: ¿la piel?, ¿la ropa?, ¿las costumbres?

Somos hijos e hijas de una misma tierra, hermanos y hermanas de diferente color. Hablad con ellos, apretad sus manos, besad sus mejillas y os daréis cuenta que son humanos. Sólo hacen falta sesenta segundos para conocerlos, ¿a qué esperáis para intentarlo?

lunes, 10 de enero de 2011

AÑO NUEVO



Una mariposa aletea, parpadeo, vuelvo la cabeza y el río ya ha pasado. La nieve se ha hecho nube, la nube mar, el cielo se ha apagado, hablado y callado. Una hoja se desprende y baila mecida por el viento, Martina nace, Delibes muere... ¿acaso viven las palabras que no se escriben?


Veo en mi risa una arruga nueva y en el horizonte, las rasgadas velas de mis sueños aún preñadas por el viento. No hay tierra más firme que el asfalto y sin embargo, mis pies prefieren el barro. Qué vengan, qué vengan las piedras y los palos, las crecidas, las sequías, los chapuzones, el frío, la niebla y la tibieza, que venga lo que venga, que sea lo que sea, tengo sesenta segundos para atraparlo.