Este fue el día que me despedía de la casa más importante de mi vida. La de Los Corrales de Buelna, en Cantabria.
Me di un último paseo por el jardín que quince años antes yo mismo planté. Esos árboles y yo nos vimos crecer.
Cuando iba a cerrar el portón para no volver a abrirlo jamás, me detuve a contemplar la casa sesenta segundos más y este milano surgió de detrás. Reflejos felinos, cámara en mano; así fue su adiós.
1 comentario:
Bonita y emotiva despedida...
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