
Incansables los pescadores del lago más largo del mundo y uno de los más profundos. En pleno ramadam, sin comer ni beber en todo el día, este pescador apuraba las últimas horas de luz antes de acercarse a la playa y en la misma orilla, comer algo en cuanto cayera el Sol.
Posiblemente, la falla de la que surgió la vida. En palabras de un amigo geólogo: el coño del mundo.


